¿Cómo te estás sintiendo hoy contigo?


¿Sientes el deseo de avanzar? ¿de una realidad nueva, pero algo dentro de ti pone el freno?

Hoy te invito a mirar tu proceso de transformación personal desde un nuevo enfoque:


No se trata de cambiar lo que eres, sino de crear lo que quieres ser.

Hoy quiero cuestionar una creencia muy dañina: “para ser mejor, primero hay que cambiar lo malo”. En otras palabras, “si quieres sentirte mejor es porque te sientes mal”. 

En ti no hay nada malo, hay cosas que ya no funcionan, pero también hay un infinito de posibilidades que puedes elegir.  Cuando eliges un nuevo ser, lo que cambia no eres tú, lo que cambia es la realidad que construye o crea ese nuevo Ser.  

Ahí está la clave: la realidad cambia, cuando se transforma tu Ser

¿Qué frena tu deseo de transformarte?

  1. Confundimos transformación con cambio.

Usamos ambas palabras como sinónimos, y sin darnos cuenta, las asociamos con emociones negativas. ¿Por qué? Porque “cambiar” implicar que algo está mal en ti. Esa sola idea genera resistencia. La prueba está en que nadie te invita a cambiar lo bueno que percibe en ti, ni tú mismo.

  1. El cambio se enfoca en lo que fuiste.

Cuando te piden “cambiar” tu actitud o comportamiento, se refieren a algo del pasado que ya ocurrió y que generó impacto negativo.  Por ejemplo, te dicen: “cambia ese genio”, y lo que quieren decir es: “desaprende esa manera de ser”. El pasado no se puede cambiar; además ¿sabes cómo se desaprende? ¿Y cuánto tiempo toma? ¿Qué es más fácil desaprender o aprender?

  • Desaprender puede dejarte en el vacío

Si desaprender implica olvidar o dejar de usar un aprendizaje. 

Cuando desaprendes, ¿con qué actúas o reaccionas?  Cuando logras desaprender (si es posible) te quedas en vacío, sin saber cómo sí responder o sí reaccionar; yo digo quedas en ausencia de ser.

Un ejemplo: muchos regañamos gritando y/o alzando la voz.  Cuando reconozco que así soy, me digo a mí misma: “Yo no quiero ser así, me va a tocar cambiar, es decir dejar de gritar. Debo desaprender el grito, controlarlo para que no salga”.

Llega el momento en que estoy frente a mi hijo con ganas de corregir lo que está haciendo o de regañar por lo que hizo.  Solo sé que dentro de mí hay un comportamiento que siempre ha funcionado: Gritar. Sin embargo, en este momento, en presente, cuando voy a gritar aparece una voz que me dice: “Cambia. No regañes gritando. No grites”. Y yo obedezco y me controlo. Sin embargo, me pregunto, ¿entonces cómo lo hago? La voz responde: “desaprende el grito” y yo digo… mmmmmmm.   No tengo tiempo, tengo que actuar ya.  Y como sé cómo SI hacerlo, lo más cómodo y funcional es volver a lo de siempre.  Gritar.

¿Y si en lugar de cambiar, eliges transformarte?

Transformarse no es hacer cambios en el ser que eres. Es el encuentro de nuevas posibilidades que, al actuarlas, generan nuevos resultados. Por eso es tan poderosa la frase: si quieres nuevos resultados, créalos con tu propio ser.

Volvamos al ejemplo del grito.  No quiero regañar gritando, entonces visualiza otra manera de hacerlo.  Hablar con firmeza y respeto. Visualízate haciéndolo. Actúa así. ¿Cómo te sientes? ¿Qué cambia en ti cuando lo logras?

Elegir la posibilidad y visualizarla, exige preguntarte: ¿Qué tengo que creer, qué limitación debo abandonar, para que mi actuar sea natural en mí?

Eso es transformación: un nuevo ser que nace desde tu elección, coherente con lo que anhelas ser. De esta manera tu actuar no es fingido, ni obedecido. Es auténtico. Eres tú, eligiéndote desde la libertad.

La transformación es el ejercicio de la libertad

Para quitarle el freno a la transformación y dejar de aplazar el comienzo, es importante darte cuenta de que la transformación es el ejercicio de la libertad o del libre albedrío:

  • Uno no cambia la creencia en sí misma, uno elige nuevas creencias. 
  • Uno no cambia la manera como viene pensando, uno elige cómo pensar y qué información usar.  
  • Uno no cambia la actitud en sí misma, uno elige una nueva actitud.
  • Uno no elige olvidar, uno elige soltar o sanar lo que no vale la pena cargar.

Para ser un mejor ser humano, no tengo que cambiar lo considero malo, tengo que crear lo bueno que anhelo ser y para lograrlo siempre existen nuevas posibilidades.

Para educar, no hay que corregir el comportamiento malo, hay que incentivar un comportamiento nuevo. Educar la libertad para elegir nuevas posibilidades, educa la responsabilidad.

La pregunta no es: ¿qué debes cambiar? La verdadera pregunta es: ¿quién eliges ser hoy?

¡Hasta pronto!

MARTAOLGA

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