Los procesos de transformación personal impulsan a las personas a ser conscientes de su manera de ser, actuar y reaccionar, y del impacto que produce en su realidad y en su sentir. La transformación te permite darte cuenta de que para cambiar tu realidad externa, el origen, el punto de partida o la materia prima está en tu mundo interior.

Estos procesos suelen ser únicos para cada individuo, pero lo esencial es el deseo interno de cambio, la disposición a cuestionar lo establecido y la apertura a nuevas formas de ser y estar en el mundo. Y sobre todo la decisión de comenzar.

El proceso de transformación te permite comprender que no tienes que seguir siendo y actuando como lo has venido haciendo. Tú puedes elegir y construir tu propio ser. Existe mucha información desconocida, disponible para ti, que te permite crear nuevas posibilidades para tu manera de ser. Puedes soltar la resignación y el conformismo con los resultados de tu vida, puedes darle un giro, ¡si quieres!

Está en tus manos, gracias al libre albedrío que te permite elegir qué de tu vida quieres soltar, sanas, reinterpretar, asumir y actuar.

Los procesos de transformación son personales, profundos, graduales y por lo tanto intransferibles, no se pueden delegar y no vale la pena aplazarlos. A menudo implican cambios internos en la percepción, la interpretación, el enfoque, las creencias y por supuesto en los comportamientos que te ayudan a construir una mayor conexión con el presente, con tu entorno y especialmente con tu propia vida, es por eso, que vale la pena detallar cuáles son los elementos claves de este proceso:

Pausa atenta

Aprender a parar y observarse con un espíritu descriptivo y no de juicio. (eso es autoconocimiento, no es enumerar cualidades y defectos).

Es el reconocimiento de sí mismo.

Convertirse en el objeto de atención. La observación cambia de dirección: no es DESDE TI, es HACIA ti.

Puedes observar: reacciones, pensamientos, acciones y emociones.

Pausa reflexiva

Reconocer el origen de la manera de ser y de sentir: pautas de comportamientos que sean repetitivos, habituales y automáticos, creencias que los originan (que dan permiso de manifestarse), patrones de pensamiento, referentes que fueron maestros, formas de reaccionar y relacionarse y sus propias justificaciones.

Reflexionar para Aceptar y Asumir

Aceptar lo que en la realidad ya es; lo que no se puede cambiar, lo que sucedió en el pasado pero que hoy ya está en el presente, y asumir lo que puedes gestionar, lo que está en tus manos, lo que exige tu determinación para elegir y crear tu Ser. Esto basado en un principio muy importante: fuimos programados, pero no predeterminados.

Este parte del proceso de transformación es una invitación a soltar, sanar reinterpretar y elegir.

Abrir la mente. Usar la pregunta

El mundo te ofrece nueva información, enfoques y puntos de vista. En ti hay nueva información, recibe todo, pero no lo dejes como conocimiento, conviértelo en posibilidades y llévalo a la práctica. Si hay evidencia, no necesitas validar creencias.

Enfocarte en el momento presente

El laboratorio de la transformación es el instante presente de la vida cotidiana. La conciencia no actúa en el pasado (eso es recuerdo), ni es futuro (eso es visualización), solo actúa en el presente. Si pones la atención en cómo gestionar el instante presente, la transformación no da espera, es posible y está en tus manos.

Hay prácticas que van de la mano para aprender a centrar tu atención en el momento presente: La meditación, la reflexión, la observación a los pequeños detalles y la escritura. La pausa deliberada, disminuir el acelere, apagar el virus de la inmediatez. Prender el disfrute de las pequeñas cosas que están en el ahora. Apagar el distractivo del juicio, la crítica, la comparación y la justificación.

Aprovechar adversidades para darse cuenta de la reacción y encontrar orígenes interiores de sufrimiento (como las interpretaciones, los miedos, las grabaciones y limitaciones mentales, etc.), y la oportunidad de nuevos aprendizajes para responder y avanzar.

Practicar de manera permanente las preguntas: ¿Cómo queda el otro y cómo quedo yo mismo después de pasar por mis manos? ¿Habrá otra posibilidad de haber actuado o reaccionado? ¿Qué me frena a hacerlo?

La transformación se convierte en una manera de ser que energiza la vida nos permite crecer en humanismo y ante todo, nos da el control de nuestro propio ser para darle sentido a la propia vida y alcanzar armonía interior.

¡Hasta pronto!

MARTAOLGA

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