En sesiones de reflexión que a veces vivimos al comienzo de un nuevo año, un hijo me preguntó ¿A qué te vas a dedicar este año? Y de una manera muy natural le respondí: A transformar personas para transformar organizaciones y familias.  ¿Y por qué las organizaciones se tienen que transformar? ¿No basta que sigan enfocadas en cambiar? Dime, cuál es la diferencia.

Sin darnos cuenta, estamos viviendo con una manera de Ser que nos convierte en seres emocionalmente inestables, triste y ansiosos, aunque a veces aparentamos lo contrario. Usamos el pensamiento para criticar, juzgar, negar. Actuamos desde el ego y el poder y destruimos relaciones, invalidamos personas y generamos entornos emocionales tóxicos y adversos a la creatividad, la seguridad y la conciencia de lo colectivo.

Interpretamos la adversidad como un proceso de sufrimiento y no como una oportunidad de aprendizaje.

Vivimos anclados en el pasado en vivencias dolorosas y aprendimos a quejarnos, a culpar y justificar; a esperar que las soluciones y los resultados deseados y a veces exigidos vengan de afuera de nosotros. Perdimos el sentido de lo propio, de lo que sí podemos gestionar, de lo que significa darle un propósito a la vida, anclados en el ser y no solo en el tener o el llegar.

Y lo más triste, nos dejamos llevar de estímulos externos, como el qué dirán y la apariencia paraser felices y nos convertimos en seres débiles y vulnerables. Seres que olvidamos que la sostenibilidad como personas y como sociedad no depende solo de activadores de productividad sino ante todo de humanidad.

Hace algún tiempo, en un programa de formación de Ser consciente, el maestro nos dijo, es muy importante que entendamos lo que significa la transformación, y hagámoslo con un símil de la naturaleza: el paso de la oruga o el gusano a mariposa.  La oruga para dejar de arrastrarse y poder volar, no cambia su habilidad de desplazamiento para convertirse en un gusano volador, lo importante es que las características de la oruga que lo habilitan para arrastrarse se sueltan o se apagan y se desarrollan o se prenden las características para poder volar, transformándolo en mariposa. La transformación de ese ser vivo o metamorfosis sucede en el capullo o crisálida. Proceso en el que nada ni nadie puede intervenir, sucede en la propia esencia de su ser.

Las organizaciones están siendo impactas por un insumo o fuerza que apareció en el entorno, que les está exigiendo transformarse desde su propia esencia, renacer y rediseñarse. Necesitan vivir una metamorfosis. No es un proceso de adaptación, no basta cambiar procesos, no es incluir tecnología o IA para maximizar la productividad. Implica transformar su esencia en base a insumos nuevos; darse cuenta de que hay habilidades, capacidades y cualidades que ya no funcionan y deben apagarse y habilidades, capacidades y cualidades nuevas que deben encenderse, dejar que broten.

Me gusta poner una frase atrevida para representar exactamente lo que significa este proceso: es necesaria la epigenética empresarial: genes que se prenden y genes que se apagan.  

Esta transformación impacta el proceso completo del negocio, todas sus áreas y a las personas. ¿Por dónde debemos comenzar?, ¿quién o qué debe transformarse primero?

La transformación organizacional es un imperativo en el momento presente y solo inicia si la persona que toma decisiones y actúa, lo inspira siendo referente en la nueva realidad. Y para lograrlo, debe comprender que el proceso no se inicia desde el sermón o la orden, sino desde la evidencia personal, por eso es necesario, transformar personas especialmente a los líderes, -y padres de familia- para transformar las organizaciones -y familias-. Las personas deben transformarse a la misma velocidad o mayor que el entorno, porque si no, se quedan y dejan las organizaciones en el pasado. La transformación de las personas es un proceso esencial y no da espera.

La transformación personal, la tuya, es el camino para ser consciente de la manera de ser (actuar y reaccionar) que vienes usando que ya no funciona, porque genera resultados y estados emocionales que no son convenientes ni deseados. Es un proceso para darte cuenta de que no tienes que ser esclavo de la manera de ser con la que has venido viviendo, puedes soltarla y sanarla para abrir espacio y elegir nuevas posibilidades que, al usarlas, te permitan crear una nueva realidad y un nuevo sentir. Y esto lo puedes hacer porque tu manera de actuar y reaccionar nace en un programa inconsciente que fue grabado en la infancia, que no es tuyo, porque no fue elegido por ti. La noticia que da esperanza es que puedes reprogramarlo, y solo lo puedes hacer tú, no es delegable. Eres lo que hicieron de ti, serás lo que elijas ser y actuar.

Como te darás cuenta, la transformación organizacional depende de la transformación personal para ser sostenible. Y esta no habla de cambios en el hacer, o en competencias, sino de transformaciones en el SER, en las cualidades, en las interpretaciones, en las creencias etc. Este proceso solo puede darse desde el SER CONSCIENTE.

¡Hasta pronto!

MARTAOLGA

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